domingo, 29 de abril de 2012

Canta y Danza!


“…para ejecutar venganza entre las naciones, castigo entre los pueblos; para aprisionar a sus reyes con grillos y a sus nobles con cadenas de hierro; para ejecutar en ellos el juicio decretado. Gloria será esto para todos sus santos. ¡Aleluya!”
(Salmo 149:7-9)

Para poder ejecutar la venganza de Dios sobre la enfermedad, la miseria, la pobreza, la aftosa, la división, la violencia, los robos, asaltos las plagas, etc., para traer el juicio de Dios sobre todas estas cosas, sobre el diablo, necesitamos entender lo que tenemos que hacer nosotros para que Dios haga lo suyo.

El versiculo. 9 del Salmo 149 habla de “ejecutar el juicio decretado”… pero ¿cuál es ese juicio de Dios que ya fue decretado? En Juan 12:31, Jesús dijo: “Ahora es el juicio de este mundo;  ahora el príncipe de este mundo será echado fuera”.

Hay cuatro posiciones que podemos conocer en toda la creación de Dios. 

Primera: la soberanía de Dios, porque Él está encima de todas las cosas.  
Segunda: la Iglesia.
Tercera: Satanás. 
Cuarta: el mundo. 

La Biblia que el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19), pero en Lucas 10:19, la Biblia que el Señor nos dio poder para hollar escorpiones y serpientes, y sobre toda fuerza del enemigo, y que nada nos dañará. Es decir, el mundo está bajo el maligno, pero éste está bajo los pies de la Iglesia (Efesios 1:22-23).

La Iglesia tiene que aprender a posicionarse en ese nivel; sin embargo, el maligno busca bajarnos a su nivel, porque sabe que en esa posición sí nos puede tumbar, pero cuando estamos en nuestra posición de autoridad, él no puede tocarnos. ¿Cómo busca bajarnos a su posición? A través de rencillas, peleas, pecado en general.

Hoy descubriremos los principios que debemos aplicar a nuestras vidas, para poder penetrar en las estructuras de las tinieblas y sacar al Paraguay de la oscuridad y traerlo al conocimiento y la revelación del propósito de Dios. Esa es nuestra responsabilidad.

El juicio que tenía que caer sobre nosotros ya cayó sobre Jesús en la cruz, y Él nos dio libertad para que vayamos corriendo hacia Dios. Ahora, ¿cómo traemos ese juicio sobre el enemigo ahora?

Veamos el primer principio que encontramos en el Salmo 149:

“Cantad a Jehová un cántico nuevo; su alabanza sea en la congregación de los santos” (v. 1).

¡Tenemos que cantar a Dios! Cuando tenemos que enfrentar al enemigo, tenemos que cantar. Cuando tenemos un problema… ¡cantar!

Cantar no es escuchar a otros entonando canciones a Dios, ¡todos tenemos que cantar! Cuando lo hacemos, en el mundo espiritual se produce algo misterioso y se comienza a sacudir.

En 2 Crónicas 20, encontramos al rey Josafat que estaba frente a una invasión de los moabitas y amonitas. La situación era muy mala, las probabilidades de Israel de enfrentar al enemigo eran escasas. Luego de ayunar y buscar a Dios, Él le dice que aquiete su alma y los levitas pararon para alabar a Dios con fuerte y alta voz. ¡Así tenemos que cantar a Dios! No tengamos vergüenza.

En medio de la guerra y la adversidad, Josafat hizo que la gente se pusiese a cantar y a glorificar a Dios. Cuando hacemos esto, ejecutamos el juicio de Dios, atamos con grillos a los demonios y traemos sobre ellos el juicio ya decretado. Pero si no hacemos esto, difícilmente esto ocurra, porque es un principio bíblico.

El resultado del canto y la alabanza, como en los tiempos de Josafat, fue la derrota de los enemigos. En dicha historia, vemos como los moabitas y amontias, enemigos de Israel, terminaron destruyéndose entre ellos.

Cuando cantamos a Dios, se rompen las cadenas, se sanan los enfermos, ocurren los milagros  se desata el juicio de Dios. Por eso, tenemos que aprender a cantarle a Él. Cuando venimos a la iglesia, no tenemos que buscar lo que Dios puede hacer por nosotros. ¡Vengamos a cantarle, a alabarle!

Si queremos que Dios haga algo, ¡cantemos!

Luego de esta victoria lograda por medio de la alabanza, el pueblo de Israel regresó gozoso y cayó el temor de Israel sobre los otros pueblos, porque Dios había peleado por ellos.

El segundo principio del Salmo 149 está en el v. 2:

“Alégrese Israel en su Hacedor; los hijos de Sión se gocen en su Rey”

Tenemos que aprendernos a alegrarnos en nuestro Hacedor. No debemos a venir a la Iglesia con una actitud de angustiados. Necesitamos alegrarnos a Dios. No necesitamos chistes para ello, debemos cantar a Dios con gozo, con una actitud diferente.

La gente no tiene estar con la gente deprimida, la gente quiere estar con las personas alegres. Si queremos romper paradigmas, cantemos y alegrémonos en Dios.

Mucha gente llegó a un techo en las distintas áreas de su vida, y quedan trancados en sus vidas, porque no aprendieron a cantar y a alegrarse en Dios. Cada techo tiene un rompimiento, y tenemos que romper el nuestro.

Estos principios bíblicos funcionan cada vez que los aplicamos, pero necesitamos perder la vergüenza. Si antes de conocer a Cristo, nadie se avergonzaba de emborracharse y decir tonterías, o de gritar como loco en una cancha, ¿por qué tenemos que avergonzarnos de gritar y cantar delante del Señor?

Necesitamos cambiar nuestros paradigmas, para poder recibir a las multitudes que vendrán a buscar del Señor. ¡Aprendé a gozarte del Señor!

En el versículo 3, el Salmo 149 nos da el tercer principio, al decir: 

“Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten”

El canto tiene un nivel, pero la danza ya es otro nivel, porque a mayor humillación, mayor gloria. Si no rompemos nuestros paradigmas, no vamos a ver el próximo nivel de gloria. La danza nos lleva a un nuevo nivel. Dios te quiere ver a vos danzando, porque ese es un nivel de humillación más grande.
           
Rompamos nuestras formas para estar con Dios. El rompió sus formas para estar con nosotros, por tanto, alabemos su nombre con danza.

Cuando cantamos, danzamos y nos gozamos delante de Dios, traemos estos tres juicios de Dios sobre el enemigo, que vimos en el Salmo 149.

Es tiempo de romper nuestros techos.

2 comentarios:

  1. REALMENTE! CANTAR E DANZAR DELANTE DE DIOS ES UN ARMA PODEROSA EN LA MANO DE LOS CRISTIANOS, LA PROPRIA PALABRA DICE QUE EL DIABLO ODIA LAS ALABANZAS. EL CANTICO AQUIETA EL ALMA, LLEGA COMO INCIENSO SUAVE HASTA DIOS!

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  2. Que los santos celebren su gloria,
    que canten con regocijo desde sus lechos,
    Que enaltezcan a 'EL con sus gargantas,
    y en su diestra sostengan . la espada de doble filo,
    para tomar venganza entre las naciones.
    ¡Ejecutar la sentencia será la honra de todos sus santos!
    salmo 149.

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