Al estar sometido enteramente a la autoridad de Dios, tenemos el mismo respaldo que tuvo Jesús y podemos hacer las mismas obras "y aún mayores" de las que Él hizo. Juan 14:12
Pero si existen ciertas áreas de nuestras vidas que no están sometidas, es decir que no están en obediencia a la Palabra de Dios, estas se convierten en puertas abiertas para que el enemigo tenga acceso y entre a robarnos y a hacer estragos en nuestras vidas. El ladrón siempre busca puertas abiertas para entrar.
¿Por qué la mayoría de las personas cierran las puertas de sus casas y toman medidas de seguridad en la noche? Para poder estar seguras mientras duermen. Lo mismo tenemos que hacer nosotros; cerrar todas las puertas de nuestras mentes al enemigo y someternos a Dios y permanecer bajo su autoridad. De esta manera, tenemos el respaldo del Señor.
En Salmos 34:7 leemos: "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende". Los que temen a Jehová son los que guardan sus mandamientos. Alrededor nuestro está el ángel de Jehová. Su Palabra nos enseña la clase de protección que podemos tener como hijos de Dios.
Recuerdo la historia del pastor David Wilkerson cuando fue a Nueva York a evangelizar a las bandas de delincuentes más peligrosas de la ciudad. Varias veces intentaron acabar con su vida, pero sin resultado positivo, porque en medio de la noche, a su lado caminaban dos siluetas gigantes acompañándolo en todo momento. El predicador no los podía ver, pero los pandilleros sí y asustados, entre ellos Nicky Cruz, querían saber quienes eran esos imponentes personajes que custodiaban a Wilkerson.
¿Quiénes son los que temen a Jehová? Los que se someten a la autoridad de su Palabra, porque le tienen un profundo respeto, le aman y le obedecen. Es importante que entendamos que estamos trabajando como cuerpo, sometidos a una sola autoridad: La autoridad de Dios.